lunes, 27 de octubre de 2008

Travesía T1 - Santa Elena

Los Pirineos son una fuente inagotable de sorpresas. Si ya son bonitos en superficie, ofreciendonos multitud de actividades que realizar (escalada, alta montaña, descenso de barrancos, senderismo), todavía lo son más bajo tierra.

Este fin de semana me fui con Antonio Cordero, Miquel Marmaña y Antonio Velazquez con un ambicioso objetivo: realizar la travesía subterranea entrando por la sima T1 hasta la salida por la cueva de Santa Elena. Según la bibliografía esto suponía dos hora de aproximación, diez horas de travesía y media hora de regreso. Toda una prueba.

Dicho y hecho. Michelle nos acompañó hasta la entrada de la sima a la que llegamos en algo menos de una hora y tres cuartos salvando un desnivel, siempre ascendente, de casi 700 metros. Había algo de nieve llegando a la torca, pero nada importante. Una vez allí nos preparamos para entrar, comimos algo y ¡al tajo!

La travesía se divide en dos zonas claramente diferenciadas. Una primera con un fuerte desarrollo vertical donde se encadenan los pozos con meandros desfondados y pasamanos (alguno de ellos ascendentes) y que tiene, como punto culminante un pozo de 90 m que es preciso atravesar de un lado al otro, pues presenta un sifón en su fondo... Según la información de que disponíamos había instalado un pasamanos y una tirolina a los 30 m de descenso. Afortunadamente no fue preciso utilizar ninguno de los dos (de hecho la tirolina no estaba) ya que había una cuerdas fijas que permitían realizar un rápel guiado de un extremo del pozo al otro. Desde este punto otro pozo de 50 m nos situaba en el inicio de la segunda parte de la cavidad. Aquí aprovechamos para descansar y reponer fuerzas ya que invertimos ocho horas en bajar todos los pozos.

La segunda parte es horizontal. Suponíamos que allí el avance sería rápido, pero nada más lejos de la realidad. Un río recorre la galería, que obliga a realizar constantes escaladas y destrepes que, con el neopreno puesto, acaban con las energías de cualquiera (que lleve además ya ocho horas de actividad). Al final agradecíamos las zonas inundadas porque allí podíamos refrescarnos (de hecho nos bebimos medio río).

La zona horizontal termina en una pared equipada para ser ascendida (un pozo ascendente de 20 m) tras el cual aún no se termina la cueva. Y es que hasta el rabo todo es toro... Agotados tuvimos todavía que reptar por gateras, calarnos en un gran charco y atravesar dos estrecheces que, sin ser agobiantes, fueron la puntilla. Salimos a la obscuridad de la noche a las tres de la madrugada. Nos había llevado 13 horas recorrer la cavidad. Y todavía había que volver al coche.

Afortunadamente el camino de regreso está perfectamente balizado con reflectantes, por lo que en cuarenta minutos estábamos en el coche donde Michelle nos preparó un té calentito. Yo, al menos, la estaré eternamente agradecido...

Sumando aproximaciones, descansos, cambios de ropa y retorno: 17 horas de actividad ininterrumpida. Y es que uno no sabe lo que es capaz de hacer hasta que no se lo propone.

Podeis ver un video de la entrada:

Y aquí el resto de las fotos.

1 comentario:

Natxo dijo...

Como para ir paseando por ahí con un palmo de nieve y q te metas en el pozo, madreeeeeeeeeeeee!!! Una baliza no estaría mal o q?

Guapa, guapa la actividad.

Salud!