domingo, 16 de noviembre de 2008

Carrera popular de Canillejas

Me gustan las carreras populares. Hacen que entrene con objetivos cercanos. De hecho hace ya muchos años que corro la San Silvestre con el noble objetivo de que la cena de noche vieja no me cause pesar de corazón.

Así que le propuse a la gente con la que entreno (carrera continua fundamentalmente) que probasen a participar en una carrera de este tipo. Además, la distancia (10 Km) siempre me ha parecido ideal. No es demasiado larga como para lesionarse ni demasiado corta como para tener que ir esprintando con el corazón en la boca.

Almudena Muñoz se mostró interesada, así que para allá que nos fuimos.

Tengo que decir que nos costó llegar a la meta. Puede que se deba a mis treinta y diéz años recien cumplidos, aunque yo creo que se debe a mis no sé cuantos kilos de más.

A pesar de los pesares terminamos la carrera y nos sentimos muy, pero que muy satisfechos. Quedamos eternamente agradecidos a los que nos animaron desde las aceras.

¡La próxima será la San Silvestre! ¡Espero que se anime más gente!

Cueva de los Moros

Cristian, mi sobrino, me pidió hace tiempo que le llevara a alguna cueva. Y me pareció que la cueva de los moros (en la Muela de la Madera, Cuenca) podría ser una buena idea para un bautismo espeleológico. Ante todo tengo que agradecer a Juan Antonio Ruiz Ginés su desinteresada colaboración en esta mini-aventura.

Dicho y hecho. Juan Antonio y yo fuimos a Toledo a recoger a Cristian y luego marchamos camino del pueblo de las Majadas, en Cuenca. Hay que decir que casi toda la carretera está en obras. Cuando terminen será un autovía que reducirá notablemente el tiempo de viaje entre las dos capitales manchegas.

Una vez en la zona nos pertrechamos al estilo espeleólogo y nos metimos por la angosta entrada de la cueva, que es un laminador en rampa algo incómodo. Después se llega a una galería de cómoda sección que conduce hasta un tobogán resbaladizo que se puede equipar con una cuerda corta utilizando una columna (me lo apunto para la próxima vez). Tras superar el resbalacizo tobogán, que nos llevó un rato, se llega a un primer destrepe de 3 metros tras el cual la galería conduce hasta un recodo que antecede a otro destrepe de 2,5 metros. Luego la cavidad pierde su porte cómodo para convertirse en una gatera estrecha y embarrada.

Una vez visitada la rama Oeste de la cavidad retrocedimos hasta el tobogán resbaladizo. Unos metros antes de él hay una gatera con un molesto charco. Esta gatera es el acceso al sector Este de la cavidad. También es posible acceder por otra gatera superior que está seca, lo que es de agradecer. Aquí finalizó nuestra breve visita.

Ya en el exterior estuvimos charlando con gente del grupo de actividades de CCOO. Espero que coincidamos en más ocasiones (¡me apunto lo de los barrancos, amigos de CCOO!).

Espero que Cristian disfrutara de la cueva. Seguro que habrá muchas más.